Camila Vela: La Nutricionista que Está Revolucionando la Salud con un Enfoque Único

Imagina a una profesional de 28 años que, con dos maestrías en el bolsillo y una pasión desbordante, está transformando la forma en que entendemos la comida, el cuerpo y la vida misma. Camila Vela, nutricionista deportiva y funcional, no solo rompe moldes en un mundo lleno de estereotipos, sino que lleva a sus pacientes a descubrir que la salud no es una meta fugaz, sino un camino profundo y personal. Con un enfoque que va desde la raíz bioquímica hasta las emociones más humanas, esta quiteña está demostrando que comer bien es mucho más que una dieta: es una revolución silenciosa que empieza en tu plato.
Una vocación que nació con ella
Camila no llegó a la nutrición por azar. Desde niña, su inclinación por ayudar a los demás y su fascinación por la ciencia la guiaron. “Siempre quise ser una herramienta para las personas”, dice, evocando una infancia marcada por un padre deportista que la llevaba a estadios y competencias. Ese vínculo con el ejercicio, combinado con su gusto por la biología, la llevó a estudiar en el Colegio Menor, probar un semestre en la Universidad de Navarra —donde descartó la medicina tras enfrentarse a cadáveres en anatomía— y finalmente encontrar su hogar en la Universidad San Francisco de Quito. Allí, dice, “descubrí mi propósito”.
Nutrición desde la raíz: deportiva y funcional
Lo que distingue a Camila es su doble especialización. La nutrición deportiva, asegura, “no es solo para maratonistas; es para cualquiera que se mueva”. Pero es en la funcional donde despliega su magia: un enfoque que busca las causas profundas de los problemas de salud. “No basta con darte una dieta. Analizo cómo naciste, cómo dormías de joven, qué te estresa hoy”, explica. Sus consultas, que pueden durar hasta hora y media, son un mapa detallado del paciente, respaldado por exámenes bioquímicos y una empatía que trasciende el consultorio.
Casos como diabetes tipo 2 revertida o deportistas con trastornos alimenticios camuflados son su día a día. “La medicina funcional es preventiva y personalizada. Dos personas con la misma enfermedad pueden tener raíces distintas”, subraya.

Rompiendo barreras y prejuicios
Ser joven y mujer en un campo competitivo tiene sus retos. “Me ven y dicen: ‘¿Tú, tan joven, sabes tanto?’ O esperan que sea una atleta extrema”, cuenta con una sonrisa. En el mundo deportivo, donde la comparación y los egos reinan, Camila ha aprendido a mantenerse firme. “No se trata de cuánto corro yo, sino de cómo ayudo a otros. Mis resultados hablan por mí”. Pacientes que mantienen su peso años después o mejoran su rendimiento son su prueba de fuego.
Comida: medicina, placer y equilibrio
Para Camila, la comida es una aliada poderosa. “Es curativa, preventiva, pero también felicidad”, dice, confesando su debilidad por los tacos mexicanos y los chocolates. Lejos de prohibir, aboga por el balance: “Si tu abuela te hace frejoles con queso, disfrútalo. Todo está en la frecuencia”. Critica las modas mal entendidas, como el ayuno intermitente que termina en hamburguesas, y propone empezar el día con un jugo verde de apio y pepino para desintoxicar el hígado.
¿Suplementos? “No son universales. Vitamina D3 y B12 son esenciales, pero dependen de tus exámenes. Cuidado con las promesas de redes sociales”, advierte.
La humanidad detrás de la ciencia
Camila no se sube a un pedestal. “Soy humana. He tenido depresión, ansiedad, endometriosis. Sé lo que es querer un dulce por emoción”, revela. Esta honestidad la conecta con sus pacientes, a quienes guía con empatía más que con reglas rígidas. “Sanar es el camino, no el destino. No busques lo inmediato, construye un estilo de vida”, afirma, inspirada por una frase que la marcó.
Sus consejos son prácticos: hidrátate con sales si entrenas duro, modela hábitos sanos para tus hijos, y no te castigues por una pizza ocasional. “Todo es posible con medida”.
Un futuro imparable
Camila no se detiene. Trabaja en Kirey, un centro funcional en Cumbayá, colabora con marcas como Wellness Group y Pedialyte, y pronto lanzará un podcast y cursos digitales para pacientes y profesionales. Sueña con un espacio de comida funcional —“algo orgánico, preventivo, como Boomy”— y, si pudiera elegir un superpoder, sería “curar lo incurable”. “Quiero cambiar vidas a gran escala”, dice con una convicción contagiosa.
Camila Vela no solo es una nutricionista; es una fuerza que invita a repensar la salud desde adentro. Con ciencia, corazón y una autenticidad desarmadora, nos muestra que el bienestar es un viaje personal. “¿Qué vida quieres? Todo empieza contigo”, dice. Y después de conocerla, es imposible no querer empezar ya.