De la moda al impacto, Cristina Maag es una emprendedora guiada por el instinto

De la moda al impacto, Cristina Maag es una emprendedora guiada por el instinto

En el más reciente episodio de Open Box, Cristina Maag se sentó con Luis Miguel Díaz Granados y Diego Espín para desentrañar una vida que va más allá de las etiquetas. Conocida por su blog Front Row y su presencia en redes sociales, Cristina no es solo una pionera del mundo digital en Ecuador; es una emprendedora que ha sabido pivotar entre la moda, el turismo y la tecnología, todo mientras enfrenta pérdidas personales y redefine el éxito. Este artículo se sumerge en los fragmentos más jugosos de la conversación, destacando su enfoque práctico, su intuición afilada y su visión para transformar desafíos en oportunidades.


El éxito no es un cheque, es tiempo

Cristina tiene claro qué significa triunfar. “Hoy, el éxito para mí es paz. No necesariamente tener más dinero, porque a veces más dinero trae más problemas. Es poder disponer de mi tiempo como quiera, no estar haciendo lo que me dicen 24/7”. Esta filosofía, que prioriza la libertad sobre las ganancias, es el hilo conductor de una carrera que comenzó en el mundo editorial y se expandió a terrenos inesperados, desde la moda hasta los Airbnb.


De Dubai a Ecuador: el instinto que lo cambió todo

Con una trayectoria que incluye ciudades como Dubai, China y Suiza, Cristina parecía destinada a una vida global. Sin embargo, un giro drástico la trajo de vuelta a Ecuador. “Estaba en Dubai, feliz como editora de una revista de moda, cuando mi hermano falleció en un accidente tras una crisis epiléptica. Ese verano visité a mis papás y les dije: ‘Nunca voy a volver’. Mi papá me respondió: ‘Nunca digas nunca’. En el avión de regreso, supe que tenía que volver”. Esa decisión intuitiva le permitió pasar un año con su padre antes de su muerte, un momento que marcó su vida y su enfoque emprendedor.

Esa misma intuición la llevó a lanzar Front Row en 2013, cuando el blogging era un concepto extraño en Ecuador. “Educar a las marcas sobre qué era un blog y luego posicionar el mío fue un salto al vacío. Pero sentí que era el momento”. El resultado: un negocio que creció hasta emplear a 18 personas y trabajar con marcas como Chanel, demostrando que el instinto puede ser más poderoso que cualquier plan de negocio.


Moda con propósito: más allá de los followers

Cristina no se conformó con ser una cara bonita en redes. “Rechacé $70,000 de una marca de cosméticos porque no encajaba con mi público ni conmigo. No quiero ser una valla andante. Tiene que haber ADN compartido, valores que coincidan”. Su colaboración con L’Occitane es un ejemplo brillante de su visión. “Lanzamos una caja con mis productos favoritos y sorteamos un viaje a la Fashion Week de Nueva York. Fue un éxito porque entregué valor, no solo una crema”. Este enfoque estratégico la llevó a superar casos similares en mercados más grandes, consolidándola como una creadora que piensa en el cliente, no solo en el cheque.


Airbnb: el truco del cash flow

Uno de los hallazgos más prácticos de Cristina llega con su incursión en Airbnb. “La mayoría compra propiedades y se endeuda por años. Yo me di cuenta que con $30,000 pagas la garantía de dos meses, alquilas, subarriendas en Airbnb y generas flujo de caja desde el primer mes”. Su marca personal ha sido clave para convencer a propietarios. “Les digo: ‘Googleame, no tengo denuncias’. Hoy soy superhost con ingresos casi 100% pasivos”. Este modelo, que evita las deudas largas, es un tip que Cristina ofrece a quienes buscan rentabilidad inmediata.


De la hacienda a la tecnología: saber soltar

Heredar una hacienda ganadera en Manabí tras la muerte de su padre pudo haber sido un sueño romántico, pero Cristina eligió la practicidad. “Me di cuenta que no era mi mundo ni mi expertise. Me apegaba porque era de mi papá, pero él hubiera querido que fuera feliz, no que viviera al lado de una vaca”. Durante la pandemia, liquidó la ganadería y alquiló la tierra, una decisión más rentable. Ahora, su mirada está en la inteligencia artificial, un “animal” que confiesa no entender del todo, pero que está explorando con humildad y un equipo que sí sabe.


Ecuador: un lienzo en blanco

Cuando se le pregunta qué destaca de Ecuador, Cristina no duda. “Queda todo por hacer. Hay oportunidades, el dólar, una riqueza cultural absurda: sombreros de paja toquilla, bordados a mano, turismo increíble. He vivido en casi todos los continentes y no hay lugar como este”. Su conexión con el país se fortaleció al lanzar Front Row, cuando empezó a valorar su patrimonio. “Antes quería irme lo más lejos posible; ahora siempre quiero volver”.


Innovación sin ego

Mantenerse relevante por más de una década no es suerte. “Es trabajar tu flexibilidad mental, enfrentar miedos y rodearte de gente que sabe más que tú. La inteligencia artificial, por ejemplo, no la entiendo, pero estoy en eso con humildad”. Cristina sabe que la innovación requiere soltar el ego y experimentar, una lección que aplica desde sus días en la moda hasta sus proyectos actuales.


Cristina Maag es una emprendedora que no teme pivotar, soltar o arriesgarse. Desde su intuición que la trajo de Dubai a Ecuador hasta su rechazo a ser una “valla andante”, su historia es un testimonio de cómo el instinto, la coherencia y la entrega de valor pueden construir un legado. En el ring de Open Box, nos dejó claro que el éxito no está en lo que acumulas, sino en la libertad que creas —y en saber cuándo decir “no” a $70,000 por un sueño más grande.

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