Danielle Ellie: Dulzura, Legado y una Vida de Creación

Danielle Ellie: Dulzura, Legado y una Vida de Creación

En un episodio inolvidable de Open Box Podcast, Luis Miguel Díaz Granados y Diego Espín se sentaron con Danielle Ellie, la fuerza creativa detrás de Cyrano y Corfú, dos íconos gastronómicos de Quito. Con una mesa repleta de coladas moradas, guaguas de pan y el nuevo Pan de Muerto, Dani nos llevó por su viaje: de hija de inmigrantes a emprendedora que lidera una empresa con 450 empleados y 16 locales. Con una mezcla de intuición, sensibilidad y compromiso, compartió los fragmentos más cautivadores de su historia. Aquí, lo mejor de la conversación.


Un Origen entre Masas y Nostalgia

"Mi vida ha sido la creación", dice Dani, definiéndose como alguien que creció entre la harina de su padre francés, panadero por generaciones, y las meditaciones de su madre alemana, una adelantada al yoga en los años 60. Hija de inmigrantes que llegaron al Ecuador tras la Segunda Guerra Mundial, Dani sintió la añoranza de no pertenecer del todo. "Soy profundamente ecuatoriana, por eso volví de California. No quería esa tristeza de no tener raíces". Su regreso fue el inicio de un legado que hoy une a los quiteños.

"Yo soy hija de inmigrantes… nunca te integras totalmente. Mis padres vivieron el 80% de su vida aquí, pero siempre había una tristeza en el fondo. Por eso digo: ¿con quién vamos a hacer país si todos se van? La gente más fuerte, la más atrevida, emigra. Esos valores increíbles deberíamos usarlos para hacer este país grande."


De Periodista a Heladera: Un Salto Valiente

Tras trabajar en Teleamazonas durante los tumultuosos años de León Febres Cordero, Dani dejó el periodismo por el estrés y el peligro. "Hacía helados en casa desde niña, torturaba a mis amigos con mis experimentos", ríe. Con su hermano, fundó Corfú junto al Cyrano de su padre, endeudándose con $100,000 en 1988 sin saber hacer helados. "En tres patadas estaba en deuda, pero mi papá fue mi garante". Ocho meses después, tras clases con expertos italianos, abrió un negocio que revolucionó Quito con conos calientes y filas interminables.

"Le dije a mi papá: ‘Me voy a salir del canal, quiero poner una heladería’. Él vio la oportunidad de su vida. Nos endeudamos, compramos máquinas y en tres patadas estaba en $100,000 sin saber nada. Fue una locura, pero así empezó todo."


El Legado de un Padre Aventurero

La historia de su padre es digna de una novela. Escapó de la guerra en Francia cruzando los Pirineos, fue encarcelado en España, liberado en Marruecos y llegó al Ecuador gracias a un baúl de joyas enterrado por una francesa. "Aprendió español perfecto en la cárcel", cuenta Dani. En 1958, abrió Cyrano en la 6 de diciembre, nombrándolo por el personaje literario de su pueblo natal, Saint-Céré. Ese legado dio a Dani una "autopista sólida" que ella transformó con su visión.

"Mi papá cruzó los Pirineos con coyoteros, salió a orinar y cuando volvió, sus compañeros estaban muertos. Cayó preso en Pamplona, aprendió español ahí, y luego terminó en Marruecos. Un baúl de joyas lo trajo al Ecuador. Su vida fue una aventura, y yo siento que tengo una deuda con esa historia."


Liderar con Intuición y Corazón

Dani no es una gerente tradicional. "Soy intuitiva, creativa y supersensible", admite. Con 450 empleados –muchos con décadas en la empresa–, prioriza a las personas sobre los números. "Mi gente es mi familia", dice. Su estilo desconcierta a los estructurados, pero genera lealtad. Lanzando entre 80 y 100 productos al año, como el Pan de Muerto, confía en su instinto. "Me paro en las tierras con un péndulo, como me enseñó mi mamá, pero también estudio mucho", revela.

"Soy poco tradicional. Los esquemáticos se descuadran conmigo, pero luego entienden que hay muchas formas de llegar a Roma. Me gusta crear: pienso en el producto, el empaque, todo. Mi intuición me guía, y mi gente es lo primero."


Un Compromiso con lo Local

¿Por qué no hay Cyrano en Guayaquil? "Quiero que venir a Quito sea buscar esa experiencia única", explica Dani. Rechaza la globalización tipo McDonald’s: "La gastronomía local enriquece. Vas a Ibarra por helados de paila, a Guayllabamba por locro". Su colada morada, aunque cara –"más que un barril de petróleo", bromea–, es un éxito por su calidad artesanal. "Tiene todas las frutas y especias del mundo. Es trabajo manual, y eso cuesta".

"No voy a Guayaquil porque creo en la particularidad de cada ciudad. Mi papá mandaba pastas en los 60 y llegaban patas arriba. Prefiero que Cyrano sea de Quito, como el locro de Guayllabamba. La colada morada es manual, por eso es un manjar."


Una Semilla para el Futuro

Dani sueña con ser recordada como "alguien que sembró una semilla". Su superpoder ideal: "un mundo en paz". Con una hija estudiando ingeniería de alimentos en Francia y un negocio que mezcla tradición y creatividad, su legado trasciende el pan y los helados. "Agradezco lo que me dejaron mi papá y mi hermano, y doy el vuelto a quienes me apoyan", dice.

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