Millán Ludeña: El Intentador que Conquista Desafíos y Escenarios

En un episodio vibrante de Open Box Podcast, Luis Miguel Díaz Granados y Diego Espín se conectaron desde distintos puntos del planeta con Millán Ludeña, un ecuatoriano que ha transformado su vida de pandillero en Guayaquil a un conferencista internacional que comparte escenario con titanes como Tony Robbins. Desde México, donde persigue ser el mejor speaker de Latinoamérica, Millán nos llevó por un viaje de valentía, expansión mental y autenticidad. Con récords como correr 250 km en el Sahara y descender 4,000 metros bajo tierra, su historia no solo inspira, sino que revela claves para quienes buscan romper sus propios límites. Aquí, los momentos más potentes de esta conversación.
De las Calles a los Escenarios: Un Origen Valiente
Millán no se define con etiquetas. "Cuando me defino, me limito", dice, prefiriendo declararse un "intentador", alguien que vive probando lo imposible. Criado en el barrio Garay de Guayaquil, en una familia humilde pero rica en valores, su infancia estuvo marcada por la lucha y la disciplina. "Éramos chiros en plata, pero no en principios", cuenta. Su madre, Mireya, fue su faro: cuando le diagnosticaron epilepsia, ella le dijo, "Declárate sano". Esa frase sembró una semilla que hoy Millán explica con psicología: "Tu cerebro es obediente. Las profecías autorrealizables funcionan. Si crees que no puedes, no podrás".
Esa mentalidad lo sacó de las pandillas y lo llevó a becas en la Universidad La Salle y Zamorano, donde estudió matemáticas y agricultura. Pero su vida dio un giro radical en Quito, con un "error" que lo cambió todo.
El Error que Despertó al Monstruo
Corriendo en el parque La Carolina, Millán pasó de 1.5 km a 4 km sin darse cuenta. Emocionado, se inscribió en una carrera de montaña en Mojanda. Quería los 10 km, pero estaban llenos. "¿20 km? Llenos también", narra. En un acto guayaquileño de pura "lamparosidad", pidió los 50 km. "El vendedor me dio el ticket sin pestañear. Fue irresponsable de ambos lados", ríe. Sin preparación, con short y camiseta sin mangas, terminó la carrera porque no había forma de abandonar. "Ahí descubrí que vivía una vida de 10, cuando podía vivir una de 50".
Ese momento desató su "monstruo": una mentalidad de expansión. Desde entonces, su KPI (indicador clave de rendimiento) es claro: "Si no me asusta, no me interesa". Así llegó a la Patagonia (160 km), el Sahara (250 km), la Antártida (donde entrenó en una fábrica de hielo), y hasta el Chimborazo. "Me pregunté: ¿cómo gano en un día lo que gano en un mes? Las preguntas siembran posibilidades", dice.
Del Tartamudeo al Escenario Mundial
Tras trabajar en el sector público impulsando biocombustibles, Millán quedó sin empleo. En un almuerzo casual, contando sus hazañas, notó que conectaba con la gente, pese a ser tartamudo por su epilepsia. "Llamé a mi compadre y le dije: ¿y si me hago conferencista? Me respondió: ‘¿Quién va a escuchar a un gago?’", recuerda. Le dolió, pero lo transformó en desafío: "¿Cómo hablo bien?". Encontró siete planes, trabajó uno, y hoy comparte escenario con Tony Robbins. En un evento en México con 15,000 personas, una encuesta lo calificó con 4.98/5, igual que Robbins. "Estoy listo para ligas mundiales", afirma.
Su propósito como speaker es expansivo: "Quiero ser uno de los mejores del planeta. No solo un speaker, un gran speaker". Desde Ecuador, donde fue el mejor, ahora conquista Latinoamérica desde México.
El Poder de la Mente y el Equipo
Millán entrena su mente como su mayor arma. "Todos decimos que la mente lo puede todo, pero entrenamos todo menos eso", reflexiona. En el Sahara, con ampollas y calambres tras 50 km, eligió agradecer: "Hace ocho meses, esto era imposible". En la Antártida, sin experiencia polar, alquiló una hielera para simular el frío. "Si Rocky lo hizo, ¿por qué no yo?", dice entre risas.
Habla en plural: "Lo logramos". Desde su amigo Cristian en Mojanda hasta los 198 involucrados en su última película, reconoce que el éxito es colectivo. "El 100% que doy no iguala al 1% de mi equipo", cita, inspirado por Kitco. Sus proyectos han pasado de $100 en Patagonia a $25,000 en la Antártida, mezclando ahorros y auspicios.
Lecciones de Vida: Valentía y Gratitud
Millán admira a sus padres y a sí mismo: "Me admiro por convertirme en quien quiero ser". Define la cobardía como "saber qué hacer y no hacerlo", y la valentía como un músculo que se fortalece usándolo. Su secreto para mantenerse positivo: "Pensar que las cosas saldrán bien". ¿Su superpoder soñado? "Ser más vulnerable".
Desde Guayaquil a México, del Sahara al Chimborazo, Millán Ludeña es un "intentador" que no teme meterse en problemas para crecer. Escucha el episodio completo en openboxpodcast.com y descubre a este Rockstar ecuatoriano que lleva su país en cada paso.